domingo, 8 de enero de 2012

Parábola: "VENGA A NOSOTROS TU REINO"


Parábola: "VENGA A NOSOTROS TU REINO"

La siguiente es una majestuosa parábola parusíaca, el fiel de buen oído podrá encontrar y recordar en ella que así como Cristo vino una vez, VOLVERÁ PRONTO; que es necesario QUE CRISTO REINE EN NUESTRA SOCIEDAD aunque haya ascendido al Cielo, en sus delegados (en quienes se depositan las minas) y en su DOCTRINA; y que aquel que no haya aprovechado las gracias recibidas, el que no dio fruto, será castigado y el que no quiso que Cristo Reine (Nuestra sociedad actual, antitipo de la judería que mató a N.S.J., mundialmente laica, desacralizada y anticatólica) será particularmente destrozada ante Cristo Rey. Muchos exégetas santos ven unánimente el reinado de los 1000 años después de la Parusía en la administración de aquellos SANTOS que gobernará 11 ciudades o 5, etc.

LUCAS 19, 11-27:

"Oyendo ellos esto, prosiguió diciéndoles una parábola, con ocasión de estar cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego se manifestaría el reino de Dios. Dijo pues: "Un hombre noble fue a una tierra distante para recibir allí un reino, y después volverse. Y habiendo llamado a diez de sus siervos les dio diez minas, y les dijo: traficad entre tanto que vengo: Mas los de su ciudad le aborrecían: y enviando en pos de él una embajada, le dijeron: No queremos que reine éste sobre nosotros. Y cuando volvió, después de haber recibido el reino, mandó llamar a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Llegó, pues, el primero, y dijo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Y le dijo: Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades. Y vino otro y dijo: Señor, tu mina ha ganado cinco minas. Y dijo a éste. Tú tenla sobre cinco ciudades. Y vino el tercero, y dijo: Señor, aquí tienes tu mina, la cual he tenido guardada en un lienzo: Porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio de condición, llevas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te condeno: sabías que yo era hombre recio de condición, que llevo lo que no puse y siego lo que no sembré. ¿Pues por qué no diste mi dinero al banco, para que cuando volviese lo tomara con las ganancias? Y dijo a los que estaban allí: Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas. Y ellos le dijeron: Señor, que tiene diez minas. Pues yo os digo que a todo aquel que tuviere, se le dará y tendrá más: mas al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Y en cuanto a aquéllos mis enemigos, que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traédmelos acá y matadlos delante de mí".

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