sábado, 4 de febrero de 2012

LA DUDA CATÓLICA

¿Cruz o Araña?




LA DUDA CATÓLICA

La Duda en sí misma: Duda Anticristiana

Ciertamente, la Duda en sí misma, no es ninguna virtud, al contrario: Es la gran enemiga de la Fe. Por ello en las Sagradas Escrituras se encuentran innumerables sentencias contra la Duda, propiamente dicha. Pues la Duda aplicada a las Verdades Reveladas, a la Religión, a la Divina Encarnación, a la Santísima Trinidad y a toda su Corte Celestial; es satánica, maléfica y revolucionariamente subversiva. Ejemplo de ello son las siguientes citas bíblicas:

"Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?" (Mt. 14, 31)

"En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido" (Mc. 11, 23)

"Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra" (Sant. 1, 6)

"Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado" (Rom. 14, 23)

Esta DUDA que aquí se reprueba, no es la duda católica, lícita o, mejor expresada, DESCONFIANZA, de la que se trata en este artículo. La duda reprobada es la DUDA ANTICRISTIANA, que engendró todos los males contra la Fe Cristiana y su Doctrina Inmutable. Si en la Cristiandad se hubiese dudado más de las apariencias de verdad y creído más firmemente en la Verdad; no habría penetrado jamás la Duda Radical y Anticristiana que aniquiló todo lo que de civilizado en ella había.

La Duda en la teología engendró el modernismo y las herejías de los liberales y progresistas como Rahner, Lubac, Theilard y la unanimidad de los pastores de la falsa y nueva iglesia, con Benedicto XVI a la cabeza; cuyo fundamento infernal es profesar que el dogma puede reinterpretarse, evolucionar o cambiarse por un conocimiento más profundo.

No obstante, la Verdad Indudable los Condena:

Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, sesión 3, cap. 2 sobre la revelación, 1879, EX CATHEDRA: “De ahí que también hay que mantener perpetuamente aquel sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de un conocimiento más profundo”


Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, sesión 3, cap. 4, canon 3, EX CATHEDRA: “Si alguno dijere que es posible que en algún momento, dado el avance del conocimiento, pueda asignarse a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto de aquel que la misma Iglesia ha entendido y entiende: sea anatema”


Papa Gregorio XVI, Mirari vos, # 7, 15 de agosto de 1832: “Nada debe quitarse de cuanto ha sido definido, nada mudarse, nada añadirse, sino que debe conservarse puro, tanto en la palabra como en el sentido”


La duda en la filosofía engendró la Revolución Humanística, teniendo a Descartes como padre; y luego, a todos los racionalistas, empiristas, idealistas siguientes como constructores, arquitectos de babélicas torres cimentadas sobre la Duda y el cuestionamiento de cualquier verdad revelada. Es por la ideología de la duda que el hombre moderno, de Dios duda; pero al hombre endiosa y en él cree, con todo el corazón.

La Contra-Revolución: Solución Eterna

El hombre actual (en estos tiempos finales de la Gran Apostasía, estando Ntro Señor tan cercano a regresar y por el que ansiosos aguardamos), el neopagano y casi todo el mundo, han dejado de creer en Dios. El hombre actual le ha dado la espalda con todas sus dudas y desprecios. Para darle cara y corazón al mundo, al mismo hombre. El hombre ¡en el mismo hombre! pone su confianza y su credo absoluto.

Ante esta irreverente postura y pecado principal; la única solución es la Contra-Revolución: Dudar del hombre y creer en Dios.

La duda en sí misma no es nada; pero católicamente hablando y aplicada al mal, es la mejor reacción contra el demonio y sus artimañas. Dudar de las doctrinas de los falsos profetas, de las sugerencias del demonio, que se disfraza de ángel de luz, que nos tienta con las Sagradas Escrituras; de los lobos disfrazados de corderos, de los fariseos que se pavonean en los primeros puestos, con los mejores títulos y en las mejores "órdenes religiosas", y dudar de todo posible mal, es defenderse, es preservarse. Para discernir y examinar los espíritus es necesario dudar. Pero esta Duda, para no caer en la talismánica palabra herética y enemiga de la Fe; se la entiende mejor como Desconfianza. Dudar, Desconfiar de nosotros mismos; es el mejor camino para mantenernos firmes en la Fe, firmes hasta el fin.

Para los que tengan dudas de que hay una duda católica, dude de sus propias fuerzas y doctrinas; porque he aquí la verdad eterna:


Job 4, 18: "Dios no confía ni aún en sus propios siervos; y a sus ángeles atribuye errores"

Job 15, 15: "He aquí, Dios no confía en sus santos, y ni los cielos son puros ante sus ojos"

Jeremías 17, 5: "Así dice el Señor: Maldito el hombre que confía en el hombre, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón"

Salmo 118, 8: "Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre"

Salmo 146, 3: "No confiéis en príncipes, ni en hijo de hombre en quien no hay salvación"

1 Cor 10, 12: "Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga"

2 Pedro 3, 17: "Por tanto, amados, sabiendo esto de antemano, estad en guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres libertinos, caigáis de vuestra firmeza"

1 Juan 4, 1: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo"


Cornelio Lapide: "El tercer medio para resistir a las tentaciones y vencerlas es DESCONFIAR de nosotros mismos. Tenga cuidado de no caer el que se cree firme dice el Gran Apóstol (1 Cor 10, 12)"

San Roberto Belarmino: "Nuestra mejor política es poner toda nuestra confianza en la gracia de Dios, y desconfiar enteramente de nuestra propia fuerza"

Santa Teresa de Ávila: "No permite Dios que engañe el demonio al alma que desconfia de sí y está fuerte en la fe"

Monseñor Straubinger ("Las Pruebas del Justo"):
"No es eso lo que aprendemos de Jesús; es más bien una sana y veraz desconfianza de nosotros mismos y una filial sumisión a los designios de Dios, lo que el Divino Maestro nos pone por delante, tanto en la humilde oración de Getsemaní, pidiendo que el Padre aparte de Él el cáliz, cuanto en la caída de Pedro que reniega de Él tres veces, ante la servidumbre, después de haber jurado que daría por Él la vida, y que sin duda no habría incurrido en tal miseria si hubiera desconfiado de sí mismo".

"Negarse a sí mismo es entonces, en primer lugar, desconfiar de nosotros y buscar consuelo y fuerza en los pensamientos revelados por Dios. Es la receta que da el mismo Jesús a los discípulos en el pasaje antes citado, durante las angustias de Getsemaní: “Velad y orad para no entrar en la tentación” (Mat. 26, 41)"

"Estas admirables enseñanzas, que el mundo nos hace fácilmente olvidar, nos dan la fórmula básica para renunciar a nosotros mismos: desconfiar."


Abate Barran (De los Dogmas): "Una duda hay no obstante que se permite y es la que los teólogos llaman negativa o por mejor decir, duda de precaución. Esta duda consiste en tomar medidas para prevenir el daño a que podríamos vernos expuestos así cuando recibimos en casa a un desconocido, podemos procurar, por la seguridad de nuestros bienes, sin concebir una duda positiva sobre la probidad de esta persona, porque esta medida lo es de precaución autorizada y aun prescrita por la prudencia, que en nada ofonde al forastero" 


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