domingo, 8 de mayo de 2016

La aparición de san Miguel Arcángel (8 de mayo)


La aparición de san Miguel Arcángel.

(Año 492)

Así como la divina bondad ha dado a su Iglesia por príncipe y defensor al glorioso san Miguel Arcángel como antes le había dado a la Sinagoga, así también ha querido en diversos lugares y tiempos obrar cosas maravillosas por intercesión y ministerio de este bienaventurado príncipe de la Iglesia. Muchas han sido las apariciones de san Miguel Arcángel y muchos templos le han sido consagrados, así en Oriente como en Occidente, pero la más ilustre y señalada aparición es la que sucedió en el monte Gárgano en la provincia de la Pulla, del reino de Nápoles. Porque siendo pontífice Gelasio, primero de este nombre, un hombre rico tenía grandes manadas de ganado mayor, y como de una de ellas se desmandase un toro, lo buscaron y lo hallaron al cabo de algunos días dentro de una cueva. Le tiraron una saeta la cual se volvió del medio del camino contra el que la había tirado y lo lastimó. Se turbaron los presentes y se asombraron entendiendo que allí había algún secreto y oculto misterio. Acudieron al obispo de Siponto, para que lo declarase. El obispo mandó que todos ayunasen e hiciesen oraciones por tres días para implorar la gracia del Señor, y al cabo de ellos, se le apareció san Miguel y le declaró que aquel lugar donde se había recogido el toro estaba debajo de su tutela y que la voluntad de Dios era que en aquella cueva se fabricase un templo en honra suya y de todos los ángeles, asegurándole que en aquel sitio experimentarían los pueblos la eficacia de su celestial protección. Movido el santo prelado por la soberana aparición y promesa del glorioso Arcángel, juntó al clero y al pueblo, les declaró la visión que había tenido, y fue en procesión al sitio donde había sucedido el milagro. Encontraron en él una caverna muy grande y en forma de templo, con su bóveda natural harto elevada, y sobre la puerta una como ventana abierta en la misma peña, por donde entraba la luz. Erigieron un altar, lo consagró el obispo, y celebró allí el santo sacrificio de la misa, y más tarde se hizo la dedicación de la iglesia con mayor solemnidad y devoción, concurriendo a ella todos los pueblos de la comarca, y duró la fiesta muchos días. No tardó el Señor en manifestar allí la gloria y valimiento del poderoso arcángel san Miguel por cuyos merecimientos ha obrado Dios nuestro Señor después acá, muchos milagros en aquel templo, mostrando que se sirve de que san Miguel sea allí singularmente reverenciado, y por esta causa ha sido siempre tenido por un santuario de gran concurso y veneración.


Reflexión: 

Leemos que san Romualdo, fundador de la orden de la Camáldula, ordenó a Otón, emperador, que fuese en romería a pie y descalzo desde Roma al monte Gárgano a visitar el templo de san Miguel, en penitencia de haber mandado o consentido matar a Crescencio, hombre principal, habiendo dado antes su palabra de que no le mataría. Cumplió el emperador aquella penitencia con gran humildad y edificación de los fieles, los cuales, a ejemplo del monarca frecuentaban aquel lugar santo en sus piadosas romerías. Imitemos también nosotros estas peregrinaciones a los devotos santuarios, porque en nuestros tiempos son muy necesarias para vencer la impiedad y restaurar la devoción cristiana y alcanzar del Señor extraordinarias bendiciones sobre las familias y los pueblos. 

Oración: 

Oh Dios, que con orden maravilloso dispones de todos los ministerios de los ángeles y de los hombres, concédenos benignamente que sea nuestra vida defendida en la tierra por aquellos soberanos espíritus que te asisten siempre en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Fuente: Flos Sanctorum, P. Francisco de Paula Morell, 1890

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